Hace unos mil años, los peregrinos que recorrían las tierras castellanas teniendo como meta Santiago de Compostela encontraban no pocos obstáculos en su camino. Uno de ellos era el río Sil a su paso por la actual Ponferrada. Las autoridades ordenaron construir en el emplazamiento un puente que se reforzó con hierro, de donde posteriormente se derivó el nombre de Ponferrada.

La importancia de la ciudad en el enclave de la comarca de El Bierzo hizo que se hiciera necesaria la instauración del poder civil y militar. Un castillo construido sobre el río Sil gobernaba la región. Durante siglos la fortaleza fue hogar de los caballeros de la Orden del Temple, que le legaron su nombre y gran parte de las leyendas que de él se cuentan.

Hoy Ponferrada sigue siendo un lugar de paso importante del Camino de Santiago. Un alto en el camino que antecede a las tierras gallegas y que supone para el viajero un agradable descanso en un entorno que comienza a diferenciarse de los llanos castellanos precedentes. Este es hoy nuestro destino en la ruta de los castillos.

Qué ver y hacer Ponferrada

Como muchas ciudades, Ponferrada se puede dividir en dos partes bien diferenciadas. De un lado el casco histórico, con lo más atractivo a nivel turístico, y de otro la ciudad urbanizada para atender las necesidades de los ciudadanos que la habitan. Eso permite que el centro pueda ser conquistado cada día por los turistas, que como yo llegamos a Ponferrada atraídos por su castillo.

El Castillo del Temple de Ponferrada se antoja como singular inicio de la ruta por la ciudad. Su foso, su puerta levadiza y sobre todo las torres con almenas puntiagudas hacen del edificio una interesante propuesta.

El castillo ha sido remodelado durante siglos hasta alcanzar su imagen actual. Por dentro ofrece alguna exposición. Su silueta e imagen exterior es mucho más atractiva que lo que alberga tras sus murallas. Si bien, si el tiempo da para visitarlo no hay más que pagar una entrada de 6 euros para entrar. Los miércoles la entrada es gratuita. Y como ocurre en otros muchos lugares, el lunes es el día de cierre, aunque sea fiesta.

La Plaza del Temple es la más próxima al castillo homónimo. Es un lugar adecuado para iniciar la ruta por el resto de Ponferrada, que como digo es mucho más que un castillo.

Ponferrada

Vista de Ponferrada desde el Castillo

La siguiente parada la hago en un pequeño templo mucho más reciente que su construcción predecesora. Es la iglesia de san Andrés. Llama la atención por su emplazamiento, en medio de la una plaza, y por su torre que hace de puerta de entrada.

Vuelvo sobre mis pasos para llegar a la Casa de los Escudos. De Ponferrada es natural Luís del Olmo -sobran las presentaciones-. En su honor se abrió en este edificio el Museo de la Radio. Merece la pena entrar por contemplar la gran colección de transistores recopilados por el periodista.

Tras pasar por la Oficina de turismo de Ponferrada pongo rumbo al templo por excelencia de la comarca, la iglesia de Nuestra Señora de la Encina, patrona de El Bierzo. La construcción renacentista es sobria, si bien en su interior guarda la talla de la Virgen de la Encina, con mucha devoción no solo en Ponferrada. Cuenta la leyenda que fue el mismísimo Santo Toribio de Liébana, quien fuera autor de los famosos beatos, quien trajo la imagen desde Jerusalén. Aunque otra leyenda dice que los templarios encontraron la talla dentro de una encina.

La Torre del Reloj marca dónde se encontraba la muralla antiguamente. De hecho, es el único tramo de muralla que queda en pie. A su lado la antigua cárcel alberga en su interior el Museo del Bierzo, muestra de arte y arqueología de la comarca.

Fiestas y gastronomía de Ponferrada

Concluida la ruta, que se prolonga hasta la Plaza el Ayuntamiento y calles aledañas, con parada en el Museo del ferrocarril y el Museo Nacional de la Energía, corresponde rendir cuentas con el paladar. No sin antes visitar algunos de los imprescindibles que quedan en el tintero, como la iglesia de santo Tomás de las Ollas y la iglesia de Peñalba, ambas de inspiración mozárabe.

Si quieres llevar algún presente a tus amigos y familiares cuando vuelvas del viaje a Ponferrada te aconsejo que hagas acopio de los vinos de DO de la Comarca de El Bierzo. La manzana reineta, la pera conferencia y el pimiento del Bierzo también son candidatos a llenar las alforjas. Así como las cerezas y guindas.

En quesos hay que pedir el rollito de queso de cabra Ambasmestas, con varios premios. Este se deja acompañar en la mesa con un embutido típico de Ponferrada, el Botillo del Bierzo.

La proximidad con Galicia hace que en Ponferrada dos platos de la cocina tradicional tengan como protagonistas al pulpo y al bacalao.

Para vivir Ponferrada en fiestas hay que visitar la villa en la primera semana de septiembre. El 8 de septiembre -como en otros tantos pueblos- es la fiesta de la patrona, y el 9 de septiembre la Encinina.

Siendo ciudad ligada a la Orden del Temple no podía faltar una fiesta en honor de los caballeros. Esta se celebra en la primera luna llena de julio, es la Noche Templaria, donde se recrean escenas medievales y supone una de las citas ineludibles del calendario festivo de Ponferrada.