El devenir viajero está lleno de sorpresas, muchas de las cuales comparto en este blog de viajes. No lo digo en vano, sino a cuenta de la agradable sorpresa que tuve cuando de viaje por la Toscana conocí el castillo de Sammezzano, una original fortaleza de ladrillo rojo y clara inspiración árabe en pleno corazón de Italia.

¿Qué hace un castillo suntuosa decoración árabe en la cuna del Renacimiento? Después de visitar Florencia no esperaba encontrar este tipo de construcción tan cerca de la ciudad que vio nacer al Renacimiento y acogió a los más grandes artistas de la época. Nada más indagar un poco sobre el castillo de Sammezzano -situado a solo 30 kilómetros de Florencia- supe que no siempre había sido así y que su decoración y arquitectura en realidad no era obra de los árabes, como sí lo es el hermoso castillo de la Alhambra, por ejemplo.

La historia de un capricho

Me recuerda la construcción de este castillo al Capricho de Gaudí que se encuentra en Cantabria. La construcción viene a ser un logrado compendio palacio nazarí con forma de castillo. Eso sí, con amplios ventanales que en poco servirían en los tiempos de guerras. Pero no fue ese su propósito cuando se construyó, sino que pretendía ser una oda a la arquitectura árabe.

En el siglo XIX, cuando Florencia fue durante unas décadas capital de Italia, el arquitecto Ferdinando Panciatichi Ximenes d’Aragona (Fernando de Aragón) adquirió una derruida fortaleza, del siglo VIII, que utilizó para reconstruir lo que hoy es el castillo de Sammezzano. En la obra el genial arquitecto quiso hacer honor a las construcciones árabes que redundan en Andalucía y diseñó estancias y salones con motivos árabes. A semejanza de las obras de yesería que se pueden contemplar en algunos de lo más emblemáticos edificios de Granada. Si bien en la obra italiana el rojo de los ladrillos está presente no solo en la piel exterior de la fortaleza, sino en las habitaciones y pasillos del interior. Consiguiendo una excepcional decoración e interesante sensación de estar en otro lugar muy lejano, en tiempo y espacio.

Lamentablemente las estancias de esta joya hoy tienen muy restringidas sus visitas. En la actualidad pena en manos de una empresa británica que lo ganó en subasta, y que pretendió hacer del castillo un atractivo turístico del centro de la Toscana. Sin embargo, las trabas burocráticas están mermando el proyecto, con la amenaza lógica de perder una obra de arte.

Suerte que hace unos años un proyecto iniciado a instancia de los ciudadanos e instituciones de la zona logró iniciar la recuperación del Castillo de Sammezzano. Ahora los fines de semana sus estancias vuelven a bullir de gente, mostrando una más de las bellezas toscanas.

Recorrido por el castillo de Sammezzano

Si habitáramos en el castillo de Sammezzano, además de ostentar el título del marquesado que encabeza, tendríamos la oportunidad de dormir cada día del año en una habitación diferente. Un total de 365 habitaciones cuenta el castillo. Cada una con su nombre y decoración diferente a las demás, pero con el común denominador de la decoración árabe o morisca inspirada en los palacios andaluces.

En el recorrido sorprende de manera singular la Sala del Pavo Real. Desde el suelo al techo la decoración es un alarde color, igual que las plumas de un pavo real. De hecho, simula la disposición de las plumas desde los capiteles subiendo hacia las bóvedas del techo. También espectacular es el Salón Blanco, que bien pudiera estar inspirado en el palacio del Taj Mahal de India. La ruta nos hace pasar por la Sala de los Lirios, el Salón de los Españoles -con la cerámica como protagonista-, la Sala de las Estalactitas, el Salón de los Amantes -dedicadas a las más famosas parejas de amantes de la literatura italiana-, la Sala de los Espejos y finalmente por la Gran Rotonda Blanca, con su cúpula de cristal.

Para dejar con buen sabor de boca comparto este vídeo del castillo de Sammezzano, una de las maravillas menos conocidas y todo un aliciente para viajar a Italia.